Turquía en 9 días – Itinerario completo



Descubre Turquía en 9 días visitando Capadocia, Pamukkale, Éfeso y Estambul.

Este viaje a Turquía en 9 días fue uno de los mayores logros de mi vida, un sueño hecho realidad. Surgió a raíz de ver una película rodada en Estambul y más tarde me fui obsesionando con esta ciudad a causa de la creciente emisión de telenovelas turcas en nuestro país. De este modo fui acercándome a la cultura turca y cuanto más conocía de ella más ganas tenía de visitar el país.

Me costó tomar la decisión de viajar sola a un país del que no se tienen muchas referencias aquí en España y lo poco que sabemos de él está relacionado con conflictos políticos. Sin embargo, era lo que realmente quería hacer y busqué alternativas para no ir completamente sola y tranquilizar a mi familia. Finalmente, me decanté por hacer, por primera vez en mi vida, un viaje organizado en grupo, lo que sin duda alguna fue una gran decisión.

El paquete lo compré en Halcón Viajes y la verdad que se portaron súper bien conmigo. El circuito, inicialmente, tenía una duración de 8 días pero yo lo amplié porque mi mayor interés era Estambul y consideraba que en solo dos días y medio no podría ver bien esta inmensa ciudad. De hecho, aún me quedaron cosas en el tintero. La excusa perfecta para volver.

Algunos aspectos que debes tener en cuenta antes de partir hacia Turquía:

1. Tener el pasaporte en regla, en mi caso tuve que hacerlo nuevo porque no tenía (Precio: 33€)

2. Solicitar el visado por internet (Precio aproximado: 20€). A partir del 1 de marzo de 2020 ya no será necesario.

3. Contratar seguro de viaje que cubre tanto robo como pérdida de maletas o algún problema sanitario (Precio: 54€)

4. Solicitar a tu banco moneda extranjera, en este caso liras turcas, o bien solicitar la tarjeta Revolut. Si quieres saber más de esta tarjeta solo tienes que pinchar sobre el enlace.

5. Llevar en la maleta un pañuelo. En el caso de las mujeres, tenemos que cubrirnos la cabeza para visitar las mezquitas y también las rodillas, al igual que los hombres. Así que, si eres chico y llevas un pantalón por encima de las rodillas también tendrás que cubrirte con un pañuelo. De todos modos, en la puerta de las mezquitas ofrecen pañuelos para cubrirte en caso de olvido, pero están usados por millones de turistas.

Ahora sí, con todo el papeleo en regla, me facilitaron el itinerario y los billetes de avión en la agencia por lo que ya estaba lista para comenzar esta gran aventura recorriendo Turquía en 9 días.


Día 1. Llegada a Capadocia con escala en Estambul

Lunes 23 de septiembre, a las 13:15h: sale el avión, de la compañía Turkish Airlines, desde el aeropuerto de Barcelona en dirección a Capadocia, vía Estambul.

El primer vuelo tuvo una duración de tres horas y media. Durante el trayecto nos sirvieron la comida, a elegir entre macarrones y pollo. Yo elegí pollo y estaba para chuparse los dedos. El avión disponía de pantallas individuales en las que podía ir siguiendo la trayectoria del vuelo y saber en qué punto nos encontrábamos en cada momento. Además, podías escuchar música o ver películas.

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Durante el primer vuelo

En el aeropuerto Internacional Sabiha Gökçen, teníamos programado el segundo vuelo que nos llevaría a Kayseri a las 19:45h. Aunque, debido a un retraso, éste acabó saliendo a las 21h, aproximadamente. Tras hora y media de vuelo por fin llegamos al destino. Allí nos esperaba nuestro guía, Yusuf, para organizar los grupos, llevarnos al hotel y quedar para la mañana siguiente.

Finalmente, sobre la medianoche llegamos al hotel Altinoz, muy cansados tras este largo día de esperas y traslados.

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Hotel Altinoz

He de decir que en la agencia te dan a elegir entre 4 categorías de alojamiento. pero a excepción del hotel de Estambul, el resto no eran los que yo elegí, aunque respetaron la categoría.



Día 2. Descubriendo la región de Capadocia

Primer día real de este itinerario por Turquía en 9 días y me desperté con las pilas bien cargadas, bajé a desayunar y a las 9h llegó el que sería nuestro autobús durante los próximos 4 días.

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Bus del circuito

En primer lugar, visitamos el Museo al aire libre de Göreme, para lo que empleamos una hora y media. En él se pueden ver varias iglesias excavadas en la roca en las que se encuentran los frescos mejor conservados de la región.

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Museo al aire libre de Göreme

A las 12h llegamos a Göreme Panorama, donde hicimos una parada para tomar algunas fotos y pasear por los puestos de artesanía que están allí ubicados. A las 13h nos detuvimos a comer en un restaurante turco llamado Hanedan.

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Göreme Panorama

Parte de la tarde la pasamos en 2 lugares de artesanía típica de la zona.

El primero, un taller de alfombras, donde nos enseñaron las técnicas de tejido y los materiales que usan. Entre ellos se encuentra la seda, de la que nos explicaron también como se extrae. A continuación, nos mostraron la amplia variedad de alfombras de las que disponen. Las hay de todos los estilos, tamaños, colores y precios. Estos últimos nos dejaron bastante impresionados. Aunque, para todo el trabajo que conllevan es lógico que sean caras, eso no quita que sean inalcanzables para la mayoría de los bolsillos.

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Taller de alfombras

El segundo lugar que visitamos fue una joyería. Tenían una amplia exposición de joyas de todos los precios, y nos explicaron las propiedades del onyx, la turquesa y la sultanita y como trabajan estos diferentes materiales.

Taller de joyas

Entre estas dos visitas, hicimos una parada en el Valle de las Palomas, característico por su arena blanca y por las numerosas palomas que habitan en él. Esto es así por la estrecha relación del hombre que, en la antiguedad, las utilizaban como aves mensajeras y para fertilizar las cosechas de calabaza o las vides.

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Valle de las palomas

Mas tarde, nuestro autobús nos llevó a Üç Güzeller o las tres bellezas, otro mirador desde el que se obtiene una bonita panorámica. Lo más destacable son tres formaciones rocosas típicas de la zona, formadas por la erosión de los materiales blandos de la roca, dando lugar a estas curiosas formas únicas en el mundo.

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Las tres bellas

A continuación, nos dirigimos hacia el Valle de Devrent, también conocido como valle de la imaginación o de la fantasía. Esto es debido a que en él podemos observar formaciones rocosas que nos recuerdan a figuras de animales como esta de un camello.

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Camello del valle de Devrent

Por último, fuimos a Kızılvadi o Valle Rojo, donde vimos una preciosa puesta de sol tomándonos algo al son de la música tradicional turca. Una muy buena manera de finalizar este primer día tan intenso.

Atardecer en el valle rojo


Día 3. Seguimos profundizando en Capadocia

Esta lluviosa mañana la pasamos bajo la Ciudad Subterránea de Mazi, excavada por las primeras comunidades cristianas, a modo de escondite, para protegerse de los ataques de los árabes.

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Ciudad subterránea de Mazi

Por el camino, pudimos observar como las mujeres son las que trabajan mientras los hombres están sentados observándolas o tomándose algo en algún bar. Y, precisamente a un bar, nos dirigimos antes de entrar en la ciudad subterránea para degustar un té turco mientras hacíamos tiempo para que abrieran.


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Puerta contra ataques dentro de la ciudad subterránea

Durante esta interesante visita bajamos varios niveles conectados entre sí mediante estrechos túneles para visitar las distintas dependencias compuestas por salas comunes, cocinas, almacén, bodega, establos y hasta una iglesia. Se estima que en esta ciudad subterránea vivieron miles de personas y que tenían todo lo necesario para no salir a la superficie durante meses. 

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Interior de la ciudad subterránea

Al salir de esta visita pusimos rumbo a Uranos Sarikaya, un espectacular restaurante en el que sirven comida de gran calidad acompañada de música en vivo. Aquí fue donde probé mi primer kebab hecho en vasija de cerámica. Riquísimo. También probé mi primer baklava, el cual me encantó y no pude dejar de comer los días posteriores.

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Restaurante Uranos Sarikaya

Con este circuito teníamos pensión completa casi todos los días, únicamente teníamos que pagar las bebidas y la verdad que comimos súper bien en todos los restaurantes a los que fuimos.


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Una vez recargadas las pilas nos dirigimos al Valle de Paşabag, también conocido como valle de los monjes, ya que estos se escondían en las bonitas chimeneas de hadas que en la actualidad encontramos repletas de turistas. Tras un pequeño paseo subimos a una zona desde la que se obtienen maravillosas vistas del valle.

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Valle Paşabag

Continuamos hacia Çavuşin, un pueblo encantador, típico de la región, con casas cueva, hoy en día abandonadas, que se asemeja a una especie de hormiguero. Fuimos escalando ladera arriba para descubrir las diferentes estancias de estas curiosas casas con vistas sorprendentes de la Capadocia desde sus ventanas.

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Çavuşin
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Çavuşin

En nuestra siguiente parada visitamos el Valle del Amor, conocido popularmente así por la similitud fálica de las formaciones rocosas que se pueden observar en él. Es curioso ver lo caprichosa que puede llegar a ser la naturaleza.

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Valle del amor

En este mirador hay varios bancos con la silueta de un corazón donde es típico hacerse fotos. Pero ¡cuidado! porque hay fotógrafos pululando y te harán fotos que luego querrán venderte. También encontrarás el típico puesto de helados en el que te hacen trucos mil para evitar que te hagas con tu cucurucho, es todo un espectáculo.


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Mirador del valle del amor

Por último, llegamos al Valle de Uçhisar en el que visitamos una antigua fortaleza excavada en la roca. Esta no estaba incluida en el precio final del circuito, pero era muy barata por lo que decidimos entrar e ir contemplando sus estancias a medida que íbamos subiendo niveles. Desde la cima, nos deleitó con sus bellas vistas del atardecer, con las que pusimos el broche final a nuestra estancia en Capadocia. Un lugar único en el mundo que, con el tiempo y la erosión de las formaciones rocosas que lo hacen tan especial, acabará por desaparecer.

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Fortaleza de Uçhisar


Día 4. Despedida de Capadocia y visita a Pamukkale

Este itinerario de Turquía en 9 días no podía estar completo sin vivir uno de los mayores atractivos que tiene Capadocia. Este consiste en sobrevolarla en globo aerostático para poder obtener otra panorámica de sus bellos y únicos paisajes. Sin embargo, no conseguimos encontrar plazas para nosotros porque todo estaba completo. Aun así, todo el grupo estuvimos de acuerdo en que no podíamos perdernos el espectáculo que supone ver todo el horizonte repleto de coloridos globos y convencimos a nuestro maravilloso guía, para que nos llevara a verlo antes de partir hacia Pamukkale.

Eran las 7 de la mañana y, aunque estábamos medio dormidos, nos despejamos rápidamente en el momento en que vimos aparecer, de repente, esa cantidad de globos en el cielo anaranjado. Fue mágico e irrepetible. Paramos en el parque nacional de Göreme para hacer miles de fotos, aunque ninguna lograba captar tal belleza. Pasado un buen rato retomamos nuestro camino.

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Mirador del Parque Nacional de Göreme

Tras una hora y cuarenta minutos de trayecto, nos detuvimos para visitar el caravasar de Sultanhani. Una espectacular posada medieval de la Ruta de la Seda, lo que nos llevó una media hora y, posteriormente, regresamos al bus. Transcurridas unas 6 horas, aproximadamente, llegamos a Pamukkale, haciendo una parada para comer en Kirazlı Bahçe Dinlenme Tesisleri.

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Caravasar de Sultanhani

Un caravasar es un edificio antiguo surgido a lo largo de los principales caminos donde, tanto viajeros como animales, de las caravanas que hacían largos viajes de muchas jornadas, de comercio, peregrinaje o militares, podían pernoctar, descansar y reponerse.


A las 16h llegamos a nuestro destino, en el que tenía depositadas muchas expectativas, a pesar de que ya me habían comentado que era un poco decepcionante. Y así fue.

Dado que salimos más tarde de Nevşehir para ver los globos, llegamos más tarde también a Pamukkale,  por lo que no disponíamos de tiempo suficiente para ver las cascadas calcáreas y el Teatro mejor conservado de Hierápolis. A mí personalmente me hubiera gustado verlo todo, pero, sinceramente, lo que más me atrajo del lugar eran las piscinas de aguas termales que emanan de terrazas de roca travertina blanca y las preciosas fotos que podría obtener, por lo que opté por quedarme en la cascada. Mientras, un pequeño grupo se dispuso a llegar caminando a Hierápolis.

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Cascada de aguas termales

No me arrepiento de haberme quedado porque lo disfruté relajadamente, pero no era tan idílico como imaginaba. Por un lado, muchas de estas piscinas estaban vacías, dado que los hoteles se han adueñado de estas aguas termales para sus balnearios privados. Por otro lado, la masificación turística no tiene igual, era prácticamente imposible hacerse una foto sin nadie alrededor, además de que ensucian muchísimo el lugar, por lo que continuamos adentrándonos para alejarnos de la entrada donde se concentraba todo el mundo y poder ganar algo de espacio para hacer fotos más o menos decentes.

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Cascadas de Pamukkale

A la hora acordada fuimos al punto de encuentro con nuestro guía y volvimos al autobús para acomodarnos en nuestro nuevo hotel, el Lycus River Thermal Hotel. Allí nos esperaba una suculenta cena y toda una degustación de dulces turcos, de los que me di un gran festín.

Tras la cena, fuimos al spa a relajarnos un rato después de tantas horas de autobús y más tarde a dormir porque, al día siguiente, teníamos previsto sobrevolar Pamukkale y su cascada en globo, ya que no pudimos hacerlo en capadocia y para ello teníamos que levantarnos a las 6 de la mañana.


Día 5. Vuelo en globo y visita a Éfeso

Sobre las 7 de la mañana pusimos rumbo a la zona donde subiríamos al globo aerostático. Tras cambiar de zona varias veces porque, según el viento, el globo aterriza en un lugar o en otro, conseguimos subir a él y comenzó la aventura en la que cumplí uno de mis sueños.

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Pamukkale

Paisajísticamente Pamukkale no tiene comparación con Capadocia. Incluso el espectáculo que pudimos disfrutar el día anterior tampoco se da en esta zona, ya que hay muchos menos globos. Pero la parte positiva es que son más baratos, aunque no es mucha la diferencia, pero este viaje por Turquía en 9 días no hubiese estado completo si no hubiésemos volado en globo.

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Pamukkale

Algo muy positivo de haber vivido la experiencia en Pamukkale es que sobrevolamos las cascadas de aguas termales llegando casi a tocar con nuestras propias manos sus rocas blancas durante el vuelo. Además, pudimos ver este enclave sin turistas, cosa que se agradece, pero, en cuanto abrió sus puertas al público a las 9, comenzó a llenarse por momentos.

En cuanto a la experiencia de volar en globo que tanto había ansiado durante toda mi vida, he de decir que me decepcionó. Es demasiado tranquilo y a penas notas que te mueves y te elevas si no es porque lo ves. Además, el calor que desprende la llama, es tal que llega a ser molesto, pero tenía que probarlo, al menos, una vez en la vida. Ahora sé que necesito algo más cañero que me haga soltar más adrenalina para poder disfrutar más.

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Vistas desde el globo

Lo que es todo un espectáculo es ver como aterriza el globo y como lo recogen, se nota que cada día hacen lo mismo por la habilidad que tienen.


Al finalizar el vuelo y salir de la cesta, brindamos con una copa de champán, nos entregaron nuestro diploma de vuelo a cada uno y regresamos al hotel para desayunar antes de poner rumbo a Éfeso.

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Foto del grupo

Tras unas 3 horas de trayecto, fuimos a visitar la Casa de la Virgen María, situada a 15 minutos de Éfeso. Se cree que éste es el lugar donde el apóstol San Juan llevó a la Virgen María tras la crucifixión de Cristo. En la actualidad se puede ver una pequeña iglesia bizantina cuya mayor particularidad es que es un lugar de culto, tanto para cristianos como para musulmanes. También encontrarás un muro en el que se cuelgan, multitud de deseos y oraciones de los peregrinos que visitan el lugar.

Una vez finalizada esta visita llegamos por fin a Éfeso, la capital de Asia Menor en época romana y las ruinas mejor conservadas. Siempre que había visitado alguna otra ciudad romana o griega en ruinas, como el Foro Romano o las Ruinas de Ampurias, me resultaba difícil transportarme a la época e imaginarme la vida allí. Sin embargo, pasear por Éfeso es sentirse parte de aquellos momentos en los que se consideraba la ciudad más grande e importante del mediterráneo. Es realmente asombroso ver el buen estado en el que permanecen sus edificios, arcos y calles.

Tras varias explicaciones históricas y culturales de nuestro guía llegamos a la joya de la corona, la Biblioteca de Celso. Habiendo pasado anteriormente por lugares tan notables como el gran teatro, el odeón, el ágora, el templo de Artemisa, de Adriano, de Domiciano y de Serapis, entre otros muchos. Y lugares curiosos como las termas romanas o las letrinas.

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Biblioteca de Celso

Al finalizar la visita llega la hora de trasladarnos al aeropuerto de Esmirna y despedirnos de nuestro guía al que le hemos cogido mucho cariño tras pasar tantos días juntos. Allí tomamos un vuelo rumbo a Estambul, donde nos esperaba otro autobús que nos iría distribuyendo por los diferentes hoteles que teníamos reservados cada uno.

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Odeón


Día 6. Primer día en Estambul

Esa mañana nuestro autobús pasó a recogernos para llevarnos hasta nuestra primera visita, Sultan Ahmet Camii. También conocida como la Mezquita Azul, por el color de los 20.000 azulejos que alberga su interior. Otra de sus distintivas características es que cuenta con 6 minaretes al igual que la Meca, cosa que tuvo tanta controversia que al final se decidió añadir un séptimo minarete a esta última para marcar la diferencia.

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Interior de la Mezquita Azul

En mi opinión esta mezquita tiene mucha fama, pero las hay mejores en Estambul. Entre otras cosas por la masificación turística y el olor a pies que desprende la moqueta, cosa que en el resto de mezquitas no ocurre. Además, tuvimos la mala suerte de encontrar parte de su interior en obras de mantenimiento.

Mezquita Azul

Junto a la mezquita se encuentra el Hipódromo de Constantinopla, que en la actualidad no es más que una plaza alargada. Sin embargo, en su día, fue el centro deportivo y social de la capital del Imperio Bizantino.

Durante el tiempo libre que nos dio el guía, antes de nuestra próxima visita me dediqué a explorar los jardines y la fuente del parque Sultan Ahmet. Punto desde donde se pueden observar tanto la Mezquita Azul como Santa Sofía.

Santa Sofía

De ahí nos dirigimos al Palacio de Topkapı, centro administrativo del Imperio Otomano construido en el siglo XV. Disponíamos de una hora libre para ver lo que más nos interesase a cada uno ya que verlo al completo era casi misión imposible dado su tamaño y las esperas para entrar. Sobre todo, al Harén y al Tesoro. Además, desde las terrazas que dan al parque Gülhane, se obtienen magníficas vistas del Bósforo, a un lado, y de Karaköy con la Torre Gálata, al otro.

Palacio de Topkapı
Vistas desde el Palacio de Topkapı

Al salir del palacio, fuimos a comer al restaurante Dubb Kebab y después retomamos nuestra ruta, esta vez con la visita a Santa Sofía. Este edificio fue construido en el siglo VI como basílica Bizantina. En el siglo XIII fue la iglesia del Papa. En el siglo XV fue convertida en mezquita a manos del Imperio Otomano. Y en el siglo XX Atatürk la transformó en el actual museo. Por ello aquí no es necesario descalzarse ni cubrirse para entrar. 


Tras 86 años de paréntesis Santa Sofía volvió a ser Mezquita el día 10 de julio de 2020.


Interior de Santa Sofía

Continuamos hacia el Gran Bazar, uno de los bazares más grandes del mundo. Está compuesto por 64 calles en las que se distribuyen las 4.000 tiendas que alberga y 22 puertas de acceso, por lo que hay que tener mucho cuidado para no perderse.

Gran Bazar

En mi caso, solo vi la calle principal ya que no quería entretenerme, porque había quedado con un amigo turco para ir a cenar a la zona de Kumkapı. Esta zona es un tradicional barrio de pescadores y un lugar muy animado, lleno de color y aromas, en el que los músicos van pasando por las mesas de los restaurantes tocando canciones tradicionales.

A eso de las 23h, tras pasar una bonita velada, regreso al hotel a descansar para estar a tope al día siguiente.


Día 7. Cuerno de oro, paseo por el Bósforo y Torre de Gálata

Último día con el grupo y, sinceramente, no pude tener más suerte con él ya que conocí a personas maravillosas, las cuales hicimos una gran piña y cuidaron de mí como nunca hubiese esperado. Este viaje no hubiese sido lo mismo sin ellos, sin esas risas en los traslados en bus, sin la cultura y experiencia que aportaba cada uno, sin la generosidad de incluirme en sus familias o grupos de amigos.

Pero tenemos todo un día por delante antes de que llegue la hora de despedirnos así que comenzamos con la visita a la Mezquita de Eyüp Sultan. Situada cerca del cuerno de oro, fuera ya de las murallas de Constantinopla, fue la primera mezquita construida por los turcos otomanos tras la conquista de Constantinopla en el siglo XV. No entramos al interior de la mezquita dada su jerarquía sagrada y el fervor religioso que la envuelve. Aunque sí accedimos al patio central, donde pudimos observar el ritual de lavado antes del rezo y la ofrenda de dulces y té turco que iban haciendo las mujeres a todo el que estaba allí.

Mezquita de Eyüp Sultán

Es muy sorprendente la amabilidad de los turcos, siempre ofreciendo comida y bebida, aunque no te conozcan y sin pedir nada a cambio.


Al salir de la mezquita también pudimos ver un niño vestido con el traje típico de la ceremonia de circuncisión y más adelante un cordero que lo llevaban al matadero para sacrificarlo.

Tras este traumático momento, para algunos, subimos a la cafetería de Pierre Loti, situada en la cima de la colina de Eyüp. Se puede acceder a pie, lo que permite ir viendo el curioso cementerio que discurre a lo largo de esta subida, o en teleférico. Dado que había mucha cola en el teleférico decidimos subir a pie y la verdad que el camino es bastante llevadero.

Cafetería de Pierre Loti

Una vez arriba obtendrás las mejores vistas del Cuerno de Oro y podrás tomar algo en las coquetas mesas de la cafetería distribuidas a lo largo de las barandillas del mirador.

Vistas del cuerno de oro

También muy interesante es la visita a la casa de Pierre Loti, donde está la cocina de la actual cafetería. En ella podrás ver las diferentes salas, repletas de cuadros y sus patios interiores llenos de flores donde pasarás un rato muy agradable.

Casa de Pierre Loti

Nos pusimos en marcha de nuevo en dirección a la Mezquita de Suleiman, mi favorita. Con sus 4 minaretes corona la panorámica más fotografiada de Estambul. Además de que en su interior se respira un ambiente más auténtico y tradicional que en la mezquita azul y las vistas al Bósforo son inigualables.

Mezquita de Suleiman
Mezquita de Suleiman

De ahí pusimos rumbo a Fenet, más conocido como Balat, uno de los barrios tradicionales más curiosos y alternativos de Estambul. En él predominan los colores vivos y el arte callejero, por ello lo único que tienes que hacer es dejarte llevar y que te sorprenda cada una de sus esquinas. En este barrio habitaban los judíos expulsados de España hasta que estos emigraron a Israel en el siglo XX.

Balat

Dentro de este mismo barrio visitamos la Catedral Patriarcal de San Jorge, cuyo interior alberga la piedra de la flagelación, roca contra la que se flageló a Jesucristo, y el asiento del Patriarca de Constantinopla. Actualmente es la principal catedral ortodoxa griega de Estambul.

Catedral Patriarcal de San Jorge

Al salir de esta catedral pasamos por unas tiendas de souvenirs y, a continuación, nos dirigimos al restaurante Garaj, donde nos sirvieron un plato de pescado fresco a la plancha y varios entrantes.

Tras reponer fuerzas ya estábamos preparados para hacer el recorrido de 2h por el Bósforo, en barco. Teníamos un barco solo para nosotros, lo que facilitaba el poder movernos libremente para hacer fotos ya que había mucho espacio libre. El guía iba explicándonos lo que íbamos viendo a nuestro paso y algunas anécdotas ocurridas en el estrecho. De todas las cosas que hicimos esta fue una de las que más me fascinó.

Una vez en tierra firme, nos dirigimos hacia el bazar egipcio más conocido como el bazar de las especias. En mi opinión, mucho más bonito que el Gran Bazar y cuidado al detalle, los colores y aromas que emanan de cada una de sus tiendas te incitan a entrar y no dejar de comprar.

Bazar Egipcio

Aquí terminaba la jornada de nuestro guía, pero nosotros decidimos permanecer juntos y cruzar el famoso Puente de Gálata. Este puente tiene dos plantas, en la superior se reúnen multitud de pescadores con sus cañas preparadas para recoger su fruto en cualquier momento, y la inferior está repleta de restaurantes y cafeterías donde degustar la tradicional comida turca.

De ahí pusimos rumbo hacia la Torre de Gálata, para subir a la cima desde donde se obtiene una de las mejores panorámicas de Estambul. Esta torre medieval es todo un símbolo de la ciudad, siendo una de las torres más antiguas del mundo. Construida como un faro de madera en el siglo VI y reconstruida por los genoveses en el siglo XIV.

Vistas desde la Torre Gálata

Al bajar, seguimos callejeando y entrando en diversas tiendas de souvenirs de camino a nuestros hoteles para despedirnos todos y desear que pronto volvamos a coincidir.


Día 8. Cisterna de la Basílica y zona asiática de Estambul

Amaneció mi primer día sola en Estambul y me sentí un poco perdida, echaba de menos a mis compañeros y, además, no me había preparado nada para este viaje por aquello de que todo estaba ya organizado. Aun así, emprendí mi camino hacia la Cisterna de la Basílica, primer lugar que vi de Estambul en una película y el cual dio comienzo a mi amor por esta ciudad. Es una visita que se realiza en 15 minutos y no había mucha cola cuando yo fui, pero merece mucho la pena hacerla.

Cisterna de la Basílica

Para comprar los billetes del tranvía tuve que pedir ayuda a un señor, muy amable, por cierto, porque no había manera de enterarme de cómo iba esa dichosa máquina. Creo que iba subida en tal nube que tenía que aterrizar para empezar a desenvolverme yo sola, como de costumbre.


A mi salida volví a disfrutar del bonito parque de Sultan Ahmet y de ahí me dirigí a la tienda Güllüoglu de Karaköy para comprar el mejor Blaklava de Estambul y llevármelo a casa. 

Parque Sultan Ahmet

Continué mi ruta hacia la calle İstiklâl, principal arteria comercial de la ciudad moderna, que conecta la Torre de Gálata con la Plaza Taksim. Está considerada una de las calles más transitadas del mundo y por ella discurre el mítico tranvía, protagonista de las típicas fotos que se suelen tomar en Estambul.

Mi próxima parada era en la Plaza Taksim, en la que encontré el monumento al Aguador, ya que antiguamente se distribuía el agua a toda la ciudad desde este punto, y el monumento a la República. Además, esta plaza está repleta de bares y restaurantes junto con varios hoteles de lujo, convirtiéndose así en el centro moderno de la ciudad. Sinceramente, no es de las mejores plazas que he visto.

Monumento a la República – Plaza Taksim

Seguí adelante hasta llegar al embarcadero de Kabataş, donde cogí un ferry en dirección a Üsküdar. Transcurridos 15 minutos llegué a mi destino y allí tomé un metro hasta Kadiköy, el barrio más poblado de la ciudad y el más antiguo.

Esta zona, considerada barrio residencial, no tiene grandes monumentos que destaquen, pero sí es un fiel reflejo de la auténtica vida cotidiana de Estambul, alejados del turismo, en la que te podrás sumergir y sentirte un estambulita más. 

Toro de Kadiköy

El lugar de encuentro por excelencia en este animado y moderno barrio es junto a la estatua del toro de bronce, protagonista también de multitud de fotos. Toda la zona está repleta de bares, cafés, restaurantes, grandes cadenas, tiendas y mercados de todo tipo, entre los que destaca el mercado de pescado y productos agrícolas. De todos modos, a mí el que más me sorprendió fue un mercado que tenía al menos 3 calles en las que solo se venden réplicas de zapatillas de deporte bastante bien logradas y a precios asequibles.

Moda

Continué caminando en busca de un lugar para comer y más tarde seguí en dirección al barrio de Moda. Este mucho más tranquilo, en el que el arte callejero es una de sus características junto con los bonitos parques con vistas al mar de Mármara.

Volví a Üsküdar para disfrutar del mejor atardecer de Estambul. Es impresionante ver la silueta de las mezquitas y sus minaretes de fondo y el cielo tornándose de color naranja a medida que va bajando el sol, mientras te sientas frente al Bósforo degustando un maravilloso té turco frente a la Torre de la Doncella.

Panorámica desde Üsküdar

Cuenta la leyenda que se erigió para salvar a la hija de un antiguo emperador cuya vida corría peligro, según un oráculo que vaticinó su muerte, a los 18 años, tras la picadura de una serpiente venenosa. Toda su infancia estuvo a salvo, pero el día de su 18 cumpleaños el padre le llevo una cesta con frutas en las que se ocultaba una serpiente que finalmente le picó y así se cumplió la profecía.


Tras ocultarse el sol tomé de nuevo un ferry, esta vez en dirección a Eminönü, y regresé a mi hotel.


Día 9. Rumeli Hisari y el último adiós a Estambul

Último día en Estambul y aún sentía que me quedaban muchas cosas en el tintero que me hubiera encantado hacer, pero fuera lamentaciones y vamos a seguir descubriendo esta fascinante ciudad.

Metro de Estambul

Lo primero que hice fue poner rumbo hacia el barrio de Bebek y para ello tomé el metro hasta la parada “Boğaziçi Üniversitesi İstasyonu” junto a las universidades. Comencé a bajar la colina con una suerte increíble porque encontré a mi paso la casa donde se rodó la telenovela Kara Sevda, la que hizo que hoy estuviese paseando por las calles de Estambul. Ya había buscado previamente la ubicación, pero no creí que llegase a encontrarla y por casualidades de la vida allí aparecí. Es una pena que no se pueda entrar porque desde el balcón se obtienen unas vistas maravillosas del Bósforo, pero me conformé y seguí bajando la colina.

Fotograma tomado de la telenovela Kara Sevda

Durante el trayecto me encontré con una señora de Georgia, cuyo inglés era nulo, pero por señas nos entendimos y acabó invitándome a tomar una café turco y un dulce en el restaurante donde trabajaba, además de hacerme fotos con vistas al Bósforo. Cuando ya me iba no quería cobrarme nada, pero insistí por lo agradecida que estaba hasta que aceptó.

Bebek Meyhanesi

De ahí me fui, dando un tranquilo paseo junto al Bósforo, a visitar la fortaleza Rumeli Hisari, que se encontraba muy cerca de allí. Al entrar me requisaron el palo selfie por lo que no pude hacer grandes fotos, pero encontré gente que me ayudó. Es un recinto grande y se puede subir a las diferentes torres desde las cuales se obtienen preciosas vistas, por lo que estuve bastante rato allí dentro.

Rumeli Hisari

Una vez terminé la visita continué en bus hacia la Plaza Taksim de nuevo, donde paré a comer antes de regresar al hotel a recoger mis maletas y esperar a que pasaran a recogerme para llevarme al Aeropuerto Internacional de Estambul.

Aeropuerto Internacional de

Este es el aeropuerto más grande del mundo, por lo que es normal que pasen a recogerme con 4 horas de antelación a la salida del vuelo, sabiendo que desde el centro de Estambul al aeropuerto hay una hora aproximadamente, que el tráfico es muy denso a determinadas horas y que tengo que facturar la maleta grande y encontrar la puerta de embarque en un lugar de enormes dimensiones.

En el coche que me trasladó al aeropuerto venía una chica que también había alargado su viaje y ambas tuvimos que correr, literalmente, para no quedarnos en tierra porque encontrar la puerta fue toda una odisea.

Así pues, aquí llega a su fin este viaje por Turquía en 9 días, un viaje que cambió mi vida, que marcó un antes y un después. Gracias a él conocí gente maravillosa sin la cual nada hubiese sido tan perfecto y creció más mi amor por Estambul, una inquietante ciudad llena de contrastes y un país del que me cautivó su cultura, su gastronomía, su música, su gente, incluso la llamada al rezo. Todo ello crea una atmósfera sin igual que te envuelve, te atrapa y de la que no quieres salir.

Estambul

Me gustaría nombrar también aquellos sitios que me quedaron en el tintero de Estambul por si dispones de más tiempo y quieres aprovecharlo al máximo. Estos son: La calle de las flores, el Palacio Dolmabahçe, la Colina Çamlica y Büyükada en las Islas Príncipe.

Espero que este itinerario de Turquía en 9 días te haya servido para enamorarte tanto de esta cultura como yo y que te ayude a organizar un viaje perfecto, si es el caso. Y como siempre digo, si tienes cualquier consulta no dudes en contactar conmigo, te ayudaré encantada.

Si te ha parecido útil no olvides dejar tu me gusta y comentarme tus impresiones. Al igual que si consideras que puede ayudar a otras personas te agradecería enormemente que lo compartieras.

A continuación, te dejo el mapa con los lugares que visitamos durante este circuito.      

¡¡Hasta el próximo destino viajeros!!


Mapa

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