7 días en Grecia. Atenas, Mykonos y Santorini
ÍNDICE
Todo lo que puedes hacer durante 7 días en Grecia
Llega agosto y con él las esperadas vacaciones de verano. Por fin le llegó el turno a Grecia. Un país que llevaba años deseando descubrir.
La primera parada, no podía ser otra que Atenas, su capital. Muchos intentaron disuadirme de visitarla, por lo visto no tiene muy buena fama esta ciudad. Pero para mí suponía un imprescindible para comprender la cultura e historia de una civilización pionera en la mayoría de los aspectos que caracterizan las sociedades actuales. Y ¡Qué gran acierto! Es una ciudad apasionante y llena de encanto.
A continuación, te dejo el itinerario que seguimos durante esta semana en Grecia para que te hagas una idea y te sirva de ayuda a la hora de organizar el tuyo.
Escala en Madrid
Tomamos nuestro avión a las 19:35h en la terminal 1 de Barcelona con dirección Madrid Barajas. Tras un retraso de 2h debido a una tormenta eléctrica bastante importante conseguimos despegar y llegamos a Madrid sobre las 22h.
Nuestro anfitrión de Airbnb nos estaba esperando en el que sería nuestro alojamiento esa noche.
El motivo de hacer escala en Madrid es que los precios de los vuelos, desde Barcelona, eran desorbitados y los horarios muy raros. Esto es así, según me explicaron, porque los vuelos en horario «normal» los suelen reservar los cruceros, por tanto si no lo compras con mucha antelación quedan los que nadie quiere…
Día 1. Llegada a Atenas y Freetour por la ciudad
A las 8:30h partía el avión que nos llevaría a Atenas. Tres horas y media después habíamos llegado a nuestro destino, casi congelados de frio, pero allí estábamos por fin.
Lo primero que hicimos fue cambiar la hora del reloj, ya que en Grecia es una hora más. Nos fuimos directos al metro en dirección al centro de Atenas, concretamente la línea M3 hasta la parada Monastiraki, para dejar las maletas en nuestro alojamiento e irnos a comer.
El billete sencillo tiene una duración de 90 min y un coste de 9€. Los atenienses suelen dejar sus tickets sobre el torno de entrada y salida para que otros lo puedan aprovechar.
Nuestro apartamento estaba situado en la calle Eschilou, en Psyri, un barrio encantador, animado, colorido y repleto de bares y restaurantes. Si algo lo caracteriza es la iluminación de sus calles. Estas crean el ambiente perfecto tanto de día como de noche. Cuando se puede disfrutar de música tradicional en vivo.
Tras una comida pausada, en la que nos tomamos nuestro tiempo para empaparnos de la esencia de este bonito barrio, su aroma, su sonido y todo lo que nos rodeaba, nos fuimos al apartamento a ducharnos y prepararnos para nuestra cita con el free tour que nos mostraría lo más interesante de la ciudad en 3h.
Este comenzó a las 18:15h frente a la Catedral de Atenas. Allí nuestro guía nos hizo una breve introducción a la cultura griega y a su idioma, del cual provienen muchas de nuestras palabras. Continuamos hacia la plaza Sintagma para ver su famoso cambio de guardia.
La ceremonia tiene lugar cada hora en punto frente al parlamento. Ahora bien, lo que realmente custodian es la tumba del soldado desconocido. En memoria de los caídos en la guerra que concedió la liberación turca a los griegos. Así mismo, los domingos y festivos a las 10:45h hay una versión extendida llamada Cambio de Guardia Solemne. En ella los soldados visten de blanco y van acompañados de la banda militar.
La gran singularidad de este cambio de guardia radica en los movimientos que realizan sus soldados o evzones, que se asemejan a los de un caballo. Estos es así porque era el animal favorito del rey. El ritual comienza con la llegada de dos soldados que vienen a relevar a los actuales. La guardia tiene su propia guardia, quien se les acerca para colocarles la cola y la falda. Una vez hecho esto proceden a hacer el cambio de guardia dando grandes zancadas, haciendo sonar la chapa de sus zapatos como si de herraduras se tratase. Todo el ritual suele durar unos 20 minutos.
Como curiosidad apuntar que en Grecia el servicio militar es obligatorio a partir de los 18 años. Su duración es de 9 meses. Dicen que es un acto democrático para con las mujeres ya que se asemeja a la duración de un embarazo. Ahora bien, los evzones son muy jóvenes porque son elegidos entre los que realizan el servicio militar. Para ellos es un orgullo ser parte de esta guardia.
Una vez termina el cambio de guardia y las explicaciones de nuestro guía, nos adentramos en el Jardín Nacional de Atenas. Aprovechamos para cobijarnos de los rayos de sol mientras observamos la multitud de especies que habitan en él, importadas de todos los rincones del mundo.
Lo atravesamos y llegamos al Estadio Panathinaikó. Este estadio fue construido con la finalidad de evitar enfrentamientos entre las polis griegas utilizando el deporte.
De la práctica del deporte se nutrieron también científicos y artistas. Los primeros estudiaban el cuerpo humano observando, para lo cual, los atletas debían practicar deporte desnudos. Por su parte, los escultores, al inmortalizar a los personajes célebres del momento tomaban como modelo los cuerpos de estos atletas. De ahí que todas las esculturas que podemos contemplar hoy en día gocen de una figura tan musculada.
A continuación, pasamos por el Zappeion. Un edificio situado en el Jardín nacional de Atenas que se usa para reuniones y ceremonias, tanto oficiales como privadas. Fue el primer edificio construido para los Juegos Olímpicos modernos. En sus inicios se utilizó para las competiciones de esgrima y más adelante se usó como villa olímpica.
Un poco más adelante nos topamos con el templo de Zeus Olímpico. Este fue en su época el templo más grande de Grecia. Y el arco de Adriano, cuya importancia radica en ser el punto de unión o de separación, según se mire, de la ciudad griega de Teseo y la Atenas romana de Adriano.
Tras atravesar este último, y a punto de caer la noche, nos adentramos en el tradicional y emblemático barrio de Plaka. Un encantador lugar atestado de terrazas de tabernas y restaurantes, con una decoración exquisita, situado a los pies de la Acrópolis. La música en directo y las tiendas de souvenirs son sus protagonistas.
Para mi gusto de entre todas, destacan la calle Lisiou y Adrianou, la cual nos lleva hacia el Ágora Romana. Dentro de este recinto verás los restos del acueducto que mandó construir Adriano; la torre de los vientos, que sirvió de veleta, pero también de reloj en todas sus variantes: de arena, de sol, de agua y astronómico.
Aquí también encontrarás la imponente Biblioteca de Adriano. A pesar de que sus restos son escasos, podrás hacerte una idea de cuan grandiosa fue.
Continuamos hacia adelante hasta llegar al Ágora antigua o Ágora de Atenas. Aquí era donde el centro de la vida social, política y económica de la ciudad se concentraban antes de ser trasladado al Ágora Romana.
Aquí no puedes dejar de visitar el Hefestión. Su grado de conservación es mucho mayor que el de cualquier monumento de los que puedes visitar en la Acrópolis. El ágora antigua es mucho mayor en extensión que el ágora romana así que te llevará tiempo explorarla.
En este punto finalizó el freetour de Atenas y nos despedimos de nuestro guía. Después volvimos al animado barrio de Plaka para degustar unos Gyros, uno de sus platos típicos, en “Taverna Ta Yuvetsakia”.
Ármate de paciencia cuando vayas caminando entre las terrazas de bares y restaurantes. Su personal no dejará de insistirte en que pases y te sientes a comer en su local. Da igual la hora que sea siempre lo hacen. Les dices que quieres ver la carta y ellos se quedan ahí parados a tu lado sin quitarte la mirada de encima, “sin presiones eh”.
Al terminar de cenar, dimos un paseo de camino al apartamento y a descansar para el día siguiente.
Día 2. Profundizando en la historia y cultura de Atenas.
Comenzamos nuestro segundo día en Atenas visitando la Acrópolis. Lo hicimos a primera hora para evitar la masificación a la que se ve sometido este lugar y el calor sofocante de las horas centrales del día. Allí arriba no hay ningún tipo de sombra.
Si quieres seguir mi consejo visita primero la ladera sur, donde se encuentran el Teatro de Dionisio y el Odeón de Herodes Ático entre otros. Luego atraviesa la puerta de los Propíleos para llegar al punto más alto, donde se encuentra el Erecteion y el Partenon, junto con las espectaculares vistas de toda Atenas.
Nosotros dedicamos a todo ello alrededor de una hora y media.
A la 10 a.m. nos encontrábamos en la entrada del Museo de la Acrópolis, donde se conservan las piezas originales que se hallaron en la Acrópolis. Desde este lugar se obtienen magníficas vistas de la misma. Esta visita nos llevó algo más de una hora, pero esto va a depender del detenimiento con el que quieras hacer la visita.
Al salir del museo caminamos por una calle muy animada del barrio de Makrygianni llamada Dionysiou Areopagitou. En ella encontrarás músicos callejeros y cantidad de terrazas donde comer o tomar algo.
Ahí comenzamos a rehacer el recorrido que hicimos el día anterior con el guía, para verlo a nuestro aire, hacernos fotos y saborearlo mejor. Haciendo antes una parada para comer en el barrio de Monastiraki.
Una vez hecho esto, entramos a la Catedral Metropolitana de Atenas. Te aconsejo que no te pierdas su interior porque es realmente bonito. Continuamos recorriendo la calle Ermou y sus adyacentes, repletas de vida y movimiento. Cada calle de Atenas es una caja de sorpresas.
Tras hacer esto nos fuimos al hotel a descansar un rato, tomar una ducha y arreglarnos para ir a tomar algo. El lugar elegido fue una de las rooftop de la plaza de Monastiraki, Azotea 360º, cuya panorámica de la Acrópolis iluminada te deja sin aliento.
Eso sí, las mejores mesas están reservadas para cenas, si solo vas a tomar algo te sentarán en la zona más alejada. Y otra cosa, no te pidas un Daikiri de fresa como hice yo. Eso era de todo menos lo que pedí. Se lo comenté a la chica y no hubo manera de convencerla de que eso no era fresa ni nada que se le pareciera, así que 20 euros tirados a la basura. Espero que las cenas se le den mejor que los cocktails.
Tras el fiasco de estar alejados de las vistas y no haber podido disfrutar de mi cocktail, nos fuimos en busca de la calle Lisiou. Como ya comenté uno de los lugares más encantadores de Atenas, sobre todo de noche.
Al pasar frente al restaurante Luigi, encontramos una chica que sabía español. Nos comentó que tenían una terraza en la azotea con impresionantes vistas a la Acrópolis, así que me dije “voy a quitarme la espinita”. Pasamos una velada de lo más romántico bajo la luz de la luna.
A nuestra salida volvimos dando un último paseo para despedirnos de Atenas y nos fuimos al apartamento.
Podríamos haber aprovechado y ver más cosas, pero me dejé llevar por la belleza y el encanto de sus callejuelas que me atraparon desde el minuto cero y se me fue el santo al cielo. Así que si quieres ver lo más importante, con dos días tienes suficiente. Sin embargo, esta ciudad es para pasearla con calma e ir descubriendo todos los rincones que alberga que son muchísimos.
Si quieres más información sobre los lugares que nos quedaron en el tintero la encontrarás en el post «Visitas imprescindibles de Atenas»
Día 3. Traslado y primer contacto con la isla de Mykonos
Nos levantamos con energía y pusimos rumbo hacia Monastiraki donde desayunamos y tomamos la línea 1 de metro hacia El Pireo. Allí embarcamos en el ferry que nos llevaría a nuestro nuevo destino. Mykonos. El trayecto en metro es de una media hora aproximadamente.
Había mala mar ese día, aunque no sé si es habitual en la zona, pero medio barco acabó vomitando. Suerte que mantuvimos la calma y no nos afectó, pero realmente el mar estaba muy movido. Tras casi 4h de malestar por fin llegamos a la isla de Mykonos.
Aquí el viento reina en todo momento, pero como ya lo sabíamos no supuso mayor inconveniente. Al bajar del ferry, de la compañía Thunder, buscamos el “Sea Bus”. Un barquito que te lleva del puerto nuevo al puerto viejo haciendo una parada también en la estación de autobuses. (Parte cada media hora, el trayecto tiene una duración de unos 8 minutos y su precio, solo dos euros).
Bajamos del barco en la estación de autobuses y nos dirigimos a nuestro hotel. El Hotel Spanelis.
Por el camino ya pudimos ver las típicas casitas blancas con puertas de colores. Casualmente, la primera que apareció ante nuestros ojos no podía ser de otro color que turquesa, mi favorito.
Una vez hechas las fotos de rigor, llegamos a nuestro hotel. La sorpresa fue enorme al entrar en la habitación y ver que disponíamos de balcón con vistas al mar. Todo un lujazo que no estaba previsto.
Dejamos nuestro equipaje y nos fuimos en busca de comida porque era super tarde y aun no habíamos probado bocado. Por suerte encontramos un sitio super barato y estaba todo riquísimo. “Sakis Grill House” se llama.
Tras reponer fuerzas nos dedicamos a explorar el centro y a recorrer su infinidad de calles laberínticas que lucían un color blanco impoluto. Cada calle que encontrábamos era mejor que la anterior. Árboles y flores cuidados al detalle hacían de cada uno de sus rincones un lugar para inmortalizar. Por fin llegamos a la ultra famosa Little Venice, donde las olas son las que deciden cuando puedes pasar si no quieres acabar empapado.
Al fondo pudimos vislumbrar la panorámica de los tradicionales molinos de viento de Mykonos a donde nos dirigimos enseguida.
Continuamos por la calle Axioti, y encontramos la heladería “I Scream” donde disponen de 24 sabores a cuál más rico.
Después de esta parada seguimos recorriendo callejuelas. Las que no te puedes perder son: Agias Paraskevis y Matogianni, que son las más fotografiadas, pero ya te digo que lo mejor es perderse por esa especie de laberinto e ir descubriendo y sorprendiéndote con el encanto de cada una de ellas. Y quizá encuentres al pelícano Petros, cosa que yo no conseguí.
En el restaurante Kastro’s Mykonos verás una calle que desemboca en el mar, también muy famosa. Es fácil de encontrar ya que junto a ella está el castillo de Mykonos y la iglesia Panagia Paraportiani.
Otra iglesia que merece tu atención es la de San Nicolás, junto al Ayuntamiento.
Muy cerca de allí, verás el mercado central. Un lugar curioso de visitar, por la mañana, cuando llegan los pescadores y colocan el pescado fresco, recién extraído del mar.
Tampoco puedes dejar de recorrer todo el paseo que discurre junto a las playas hasta llegar al puerto viejo. A lo largo del mismo encontrarás restaurantes de todo tipo.
Para pasear por el centro de la ciudad, lo mejor es hacerlo antes de que lleguen los cruceros y los turistas invadan sus calles, sobre las 9 de la mañana. O entre las 4 y las 6 de la tarde, cuando la gran mayoría está tomando el sol o de fiesta en alguna de las playas de la isla. A partir de las 7 las estrechas callejuelas se vuelven a llenar de visitantes luciendo sus mejores galas, recorriendo las pequeñas tiendecitas de ropa y souvenirs antes de ir a cenar.
Volvimos hacia el apartamento para asearnos, prepararnos para cenar y ver el ambiente nocturno de la isla. De nuevo recorrimos todos los lugares mencionados, de noche, y no sabría con qué estampa quedarme, si la nocturna o la diurna.
Si buscas música y alcohol no te puedes perder las calles aledañas a la little venice. Estas albergan bares y pubs con las mejores vistas. Aunque no puedo decir lo mismo de las copas que nos sirvieron.
En mi caso concreto, fuimos a parar al Breeze cocktail bar. Me apetecía un Gyn-lemon, pero para mi sorpresa lo que me trajeron parecía, más bien, alcohol para las heridas. Resulta que todo era ginebra y solo unas gotas de limón exprimido. Se lo comenté a la camarera y me dijo que, si quería extra de limón. Dije “claro”, pensando que así lo arreglaría, pero nada más lejos de la realidad, seguía sin poder ingerir tal bomba, así que otros 20€ a la basura.
Así que nos fuimos pitando de allí. Me quería quitar las penas con un gofre, pero al sentarme en un sitio en el que tenían buena pinta, miré la carta y de 20€ no bajaban. No sé si eran de oro o qué, pero me negué a pagar semejante cantidad. Eso es regalar el dinero porque sí. Así que seguí buscando hasta que encontré uno buenísimo por tan solo 6 euritos, que para ser Mykonos ya estaba bien.
De ahí nos fuimos a descansar al hotel para estar a tope al día siguiente.
Día 4. Recorriendo Mykonos
Amanece un nuevo día y lo dedicamos a explorar la isla. Para ello alquilamos una moto en la compañía Hércules. Nos decantamos por la 125cc y el precio fue de 40€. Es importante remarcar que solo con el carnet de coche no puedes alquilar este tipo de motos. Aunque sí un quad o una 49cc. Pero en el caso del quad, aunque es muy tentador, no te soluciona el problema del parking o de los atascos.
Dicho esto, comenzamos con las visitas interesantes de esta isla.
Nuestra primera parada fue el Faro de Armenistis. El faro en sí es bastante feo y está muy descuidado, pero el paisaje no tiene desperdicio. Además, de camino podrás divisar la ciudad de Mykonos desde arriba. Simplemente preciosa.
De ahí pusimos rumbo hacia el Monasterio Paleokastros, junto a Ano Mera, la segunda ciudad de Mykonos. Este lugar merece mucho la pena, es encantador, al igual que las calles y la pequeña plaza que se encuentran a su alrededor.
La entrada cuesta 2€ y para ingresar hay que vestir con el decoro correspondiente ya que vamos a entrar en un lugar sagrado. Esa es la teoría porque yo iba bastante inadecuada y pude pasar sin problemas, pero por si acaso mejor que lo tengas en cuenta. Durante la visita puedes subir a la planta superior donde hay un pequeño museo y recorrer sus dos pasadizos laterales que comunican el patio delantero con el trasero a través de unas bonitas arcadas.
Aprovechamos para comer por la zona, concretamente en el restaurante Paprika y nos encantó su comida.
Ya con los estómagos llenos emprendimos el camino hacia uno de los mayores atractivos de Mykonos, Paradise Beach, la playa donde se celebran las super fiestas que han situado a esta isla en el mapa, ya que Mykonos es conocida como la Ibiza griega.
Esta playa se encuentra vallada, pero no hay mayor problema para adentrarse en ella. Eso sí, deberás alquilar una hamaca porque si lo tuyo es tumbarte en la arena solo podrás hacerlo en una pequeña esquina al final del todo o de lo contrario vendrán a llamarte la atención. Aunque si has llegado hasta aquí no creo que tu objetivo sea tumbarte en la arena en un lugar tan alejado de todo el “meollo”.
Nosotros estuvimos en Tropicana y lo cierto es que la música era bastante anticuada, pero con unas copas de más quizá pase desapercibido.
Permanecimos poco tiempo allí porque no queríamos liarnos ya que todavía nos quedaban unos días por delante y queríamos aprovecharlos al máximo. Así que fuimos a una playa más tranquila, en la que poder bañarnos sin más, Megali Ammos, en la cual el viento sopla más fuerte que en el resto. Es un poco desagradable cuando el aire levanta la arena y esta te golpea. Así que después del baño nos fuimos al hotel a ducharnos y arreglarnos para salir a cenar.
Aunque no visitamos ninguna otra por falta de tiempo. Aquí te dejo algunas de las más populares por si dispones de más tiempo en la isla: Playa Kalo Livadi, Âgrari Beach, Super Paradise, Platis Gialos y Playa de Kapari si lo que buscas es tranquilidad.
Nos despedimos de Mykonos con la cena que he mencionado anteriormente, un paseo nocturno y una copa que pusieron punto y final a nuestra estancia en esta bonita isla.
Día 5. Traslado a Santorini y paseo por Thira (Fira)
Nuevo día y con él nuevo destino. En esta ocasión nuestra última parada. Santorini.
Nos levantamos, desayunamos en el hotel, hicimos el check out y fuimos al puerto viejo de Mykonos para coger el Seabus que nos llevaría hasta el puerto nuevo, donde nos estaba esperando el ferry de la compañía SeaJets.
Este viaje fue bastante más agradable que el anterior ya que no había tanto oleaje. En cuestión de 4h llegamos a esta preciosa isla volcánica.
El ferry te deja en un lugar apartado de todo en el cual solo hay acantilados y una gran oferta de medios de transportes para trasladarte a tu alojamiento. Desde buses, transfer, taxis, oficinas de alquiler de coches y un bar.
A las 18h todo el mundo desaparece de allí así que, como perdimos el último bus, tuvimos que conformarnos con el servicio transfer que nos ofrecieron. En estos casos es muy aconsejable regatear ya que el primer precio que te dicen es bastante superior al precio real. En nuestro caso nos dijeron 40€ al principio y acabamos pagando 20€ por llevarnos hasta el centro de Fira. La capital.
Y que no te timen contratando el servicio de traslado hasta la puerta de hotel, que es más caro, porque si te alojas en un lugar peatonal será inaccesible para la furgoneta y habrás pagado de más para nada. Eso mismo les ocurrió a unas italianas a las que escuché maldiciéndoles.
Ya instalados en nuestro hotel, super céntrico por cierto. y con unas vistas geniales. Nos lanzamos a la calle a investigar este nuevo lugar.
La primera impresión de Fira no fue muy buena, porque lo primero que vimos fue una calle bastante descuidada que nos llevó a la plaza principal “Theotokopoulos” en la que abundan las terrazas de establecimientos de comida rápida. Aunque al final acabó siendo nuestro punto más visitado y donde más veces comimos.
Sin embargo, nos adentramos en una de las estrechas callejuelas que subían y subían, repletas de tiendas de ropa, de souvenirs, heladerías, restaurantes y un sinfín de establecimientos que, sumado al trasiego de turistas, daba muchísima vida al lugar.
De pronto, nos encontramos con un restaurante y quisimos entrar a ver la carta por si nos gustaba algo para cenar. Una vez dentro nos dio por ir a la terraza y las vistas nos cautivaron para siempre. Esa imagen de la ladera plagada de casitas blancas a diferentes alturas, casi todas con piscinas de aguas turquesas, comenzando a iluminarse con la caída del sol, la llevaremos grabada en nuestras retinas para toda la vida.
Al salir del restaurante, comenzamos a bajar la escalera de los 588 escalones que conducen hasta el nivel del mar (la misma que se puede subir a lomos de un burro) y en breve nos encontrábamos en el mirador que hay frente a la caldera de Santorini justo al atardecer. Ni planeándolo hubiéramos llegado en el momento más bonito del día al lugar más impactante de la isla. Fue un momento mágico.
Continuamos explorando su multitud de callejuelas llenas de encanto y nos fuimos al hotel a prepararnos para salir a cenar e ir a tomar algo en la terraza que nos hizo enamorarnos de Santorini. Lugar donde por fin nos sirvieron unos Daiquiris en condiciones. Esto sí que sí.
Más tarde entramos en un pub que tenía happy hour hasta las 12 y aprovechamos para «echarnos» unos bailoteos.
Finalizamos con una hamburguesa del Mcdonalds a las 2 de la madrugada y a dormir la mona.
Día 6. Explorando la isla de Santorini
Comenzamos el día en Fira recorriendo de nuevo sus callejuelas para llevarnos una panorámica de la ciudad de día y profundizar más que el día anterior.
Nos acercamos hasta la catedral católica de San Juan Bautista y de ahí continuamos por una especie de paseo que discurre frente al mar, por lo que las vistas son impresionantes y el calor también, dado que no hay nada de sombra.
Este mismo camino es el que conduce hasta la iglesia ortodoxa de San Teodoro, también conocida como las 3 campanas de Fira. Típica iglesia de la zona con cúpula azul súper fotografiada con el mar de fondo. Así que no ibamos a ser menos.
Una vez hecho esto, volvimos al hotel porque nos traían la moto de alquiler que habíamos reservado para ese día. Esta vez la gestión nos la hizo el propio hotel “Sweet Pop” con la compañía “Scooter Fotis” y nos costó 35€ una moto de 150cc. Escogimos esta cilindrada para que tuviera suficiente fuerza por la inclinación que presenta el terreno en esta isla.
Si vas a estar más días en la isla y te gustaría hacer alguna actividad al aire libre como, una excursión en moto de agua o kayak, un bautismo de buceo o incluso un paseo en barco, te recomiendo Manawa. Son especialistas en todo tipo de actividades al aire libre y amenizarán tu viaje.
Una vez en posesión de la moto nos enfundamos los bañadores y pusimos rumbo a la Black Beach. Una playa de arena y rocas negras bastante peculiar y digna de ver.
De ahí queríamos visitar White Beach, la única playa de arena blanca de la isla, y nos pusimos en marcha, pero acabamos llegando a Kampia otra playa de arena y rocas negras que está después de la White Beach, a la cual no se puede acceder por carretera. Así que hicimos un infierno de trayecto, por caminos de arena y piedras sueltas que me hizo sufrir pensando que nos caeríamos de la moto, para nada.
A continuación, nos dirigimos hacia Red Beach, una playa de arena y roca rojiza.
Estando allí, vimos aparecer un barquito que hace parada en las tres playas y es la única manera que hay de llegar a White Beach, por el módico precio de 15 euros (lo de módico era ironía..) Pero de nuevo íbamos tarde y ya era el último barco, así que preferimos quedarnos un rato tranquilos dándonos un baño.
Es cuanto menos curioso que existan tres playas completamente diferentes a tan poca distancia ¿no crees?
Una horita después nos reactivamos y decidimos visitar Megalochori. Un tradicional y encantador pueblo que todavía no está masificado. O, al menos, en el momento que fuimos nosotros no había casi nadie. Su famoso campanario es la imagen más fotografiada del lugar y al final de esa calle encontrarás una bonita plaza presidida por la iglesia Panagia ton Eisodion.
Otro de los grandes atractivos de este rincón de Santorini, son sus casas cueva y lo mejor es que una de ellas se puede visitar de forma gratuita. Es muy interesante ver cómo vivían en aquella época los lugareños.
Tras salir de esta visita volvimos al hotel a arreglarnos para ir a cenar a OIA.
Llegamos casi al atardecer y pudimos contemplar la distinción que caracteriza a esta ciudad. Todos los turistas lucían sus mejores galas a lo largo del extenso paseo que discurre entre calles y miradores, el lugar perfecto para observar el atardecer, si encuentras sitio. Otro bonito lugar para hacerlo es el castillo de Oia con la panorámica de fondo de su molino de viento.
Al igual que Fira, Oia también está repleta de edificaciones bajas de color blanco encaramadas a la ladera de forma escalonada. Con la diferencia de que en Fira se puede transitar por las escaleras y calles que hay entre ellas y en Oia la gran mayoría de ellas son privadas y no se permite el acceso.
Uno de los mayores reclamos de esta ciudad son la gran cantidad de iglesias que tiene y sobre todo sus cúpulas azules. Las 2 más famosas nos costó encontrarlas y cuando lo conseguimos había una cola de más de media hora para hacerse la foto de rigor. Aunque ojalá fuera la foto, en singular, son más bien fotos, videos, en vertical, en horizontal, de cerca, de lejos, solos, juntos, sentados, de pie, con zapatos, sin zapatos, una auténtica pasada. Pero bueno, el postureo es lo que tiene.
A todo esto, cayó la noche, cenamos y volvimos a Fira para descansar después de un intenso día.
Día 7. Pyrgos y traslado al aeropuerto.
Último de estos 7 días en Grecia y antes de devolver la moto quisimos aprovecharla y visitar la ciudad de Pyrgos, situada en el interior de la isla.
Pyrgos antaño fue la capital de Santorini y su centro administrativo. Sin embargo, hoy es un tradicional pueblo de muy pocos habitantes, desplegado en la colina más alta de Santorini.
Cuando busqué información en internet sobre éste, lo vendían como el único lugar que queda en Santorini libre de masificación, pero cuando yo fui la verdad es que había bastante gente a pesar del calor que hace allí.
De todos modos, bien merece una visita por el encanto de sus calles, cuidadas al detalle, sus más de 30 iglesias con sus campanarios y las magníficas vistas que se obtienen desde ese punto sobre toda la isla.
También muy cerca de allí verás una gran iglesia cristiana llamada Agios Charalambos que merece una paradita.
Tras verla, nos dirigimos al hotel para devolver la moto.
El resto del día lo pasamos paseando de nuevo por Fira hasta que llegó la hora de tomar nuestro vuelo de regreso a Barcelona.
Si estás dudando entre alojarte en Fira o en Oia, como yo lo hice, solo puedo decirte que para mí hacerlo en Fira fue un gran acierto. Considero que es una ciudad más asequible, no tan elitista como Oia y con mayor oferta de ocio. Además, su ubicación más céntrica te permite desplazarte hacia cualquier punto de la isla en menos tiempo.
Otros lugares que puedes visitar en Santorini, si tu estancia supera los 7 días en Grecia, son: Imerovigli, el Monasterio del Profeta Elías, las ruinas de la vieja Thira, Yacimiento arqueológico de Acrotiri, playa Perissa y también puedes hacer una excursión a Nea Kameni, Palia Kameni y Thirasia. Estas tres islas conformaban la antigua Thira, antes de que el volcán la transformase.
Consejos útiles sobre costumbres en Grecia
Son muchas las curiosidades que nos llamaron la atención durante los 7 días que permanecimos en Grecia. Ahí van las más relevantes:
- Frente a la puerta de los bares y restaurantes verás un empleado junto a la carta casi obligándote a que entres a comer en su establecimiento. Son bastante insistentes.
- En una de las ocasiones nos mostramos dudosos e incluso conseguimos un 20% de descuento en el total de la cuenta. Así que es una buena táctica que podéis emplear, ya que en Grecia regatear es casi una obligación.
- Otra cosa que se suele hacer es decir que has visto en una tienda, dos calles más abajo, esa misma camiseta por 10 en lugar de por 15€ y acabarás llevándotelo más barato. Además, no será mentira por que los precios difieren mucho de una tienda a otra, así que aconsejo mirar en varios sitios antes de comprar para no tirarnos de los pelos más tarde.
- Algo muy común es que, sin necesidad de pedirla, te sirvan una botella de agua, en muchos lugares gratis, dadas las altas temperaturas que se sufren en la ciudad. Esta práctica no es tan común en las islas.
- Como en todos los lugares turísticos ni que decir tiene que debemos ir con cuidado con bolsos y mochilas ya que los carteristas están en todas partes y, aunque yo me sentí muy segura, nuestro guía no paró de repetirnos esto, así que por algo será.
- Los semáforos para peatones tienen una duración bastante escasa por lo que cuando se ponga verde disponte a correr literalmente. Hay quien dice que esto es así para ahorrarse pensiones, otros dicen que se hace en memoria de Filípides, que corrió 40km desde Maratón a Atenas y murió de fatiga. Quien sabe cuál es la verdad, pero lo que si es cierto es que es un peligro.
- Atenas no es una ciudad para nada apta para todos los públicos ya que si vas en silla de ruedas o llevas un cochecito encontrarás mil obstáculos que sortear.
- Por su parte, las papeleras también brillan por su ausencia, encontrar una es realmente un milagro, así que no te desesperes. Según ellos lo hacen por seguridad a raíz de los atentados sufridos en Europa los últimos años.
- En España es muy común levantar la mano en señal de agradecimiento hacia otra persona, por ejemplo, cuando nos dejan pasar en un paso de peatones o algo similar. Pues bien, no se te ocurra hacer este gesto en Grecia ya que para ellos es un grave insulto.
- No debéis asustaros si oís gritar a los griegos ya que son muy dados a esta práctica, tanto en el mercado de Atenas con cuchillo en mano, como en la parada de taxis de Athinios en Santorini. Una vez te bajas del ferry te encuentras a multitud de hombres gritando TAXI, TAXI, para que contrates sus servicios. Al principio nos asustamos, pero luego entendimos que es su forma de proceder.
- Si vas a alquilar una moto debes tener en cuenta que para ello necesitarás el permiso de conducir A2, con el B solo podrás alquilar ciclomotor o Quad. Estos últimos serán muy graciosos y muy típicos, pero a la hora de la verdad cuando hay atascos al igual que a la hora de aparcar no te solucionan mucho, estás en las mismas que si alquilases un coche. Así que yo te recomiendo la moto, más barata, rápida y se aparca en cualquier sitio. Además, te facilitan los cascos, no sé bien para qué, porque nadie los lleva, pero eso ya es decisión de cada uno.
- Siguiendo con los medios de transporte, parece que las pantallas informativas, carteles luminosos o la megafonía brilla por su ausencia en la mayoría de lugares. En su lugar utilizan su torrente de voz para informarte del andén donde para el bus que te llevará de Fira al aeropuerto de Santorini, por ejemplo. Darás mil vueltas en una estación minúscula pero abarrotada de turistas y buses entrando y saliendo.
- A la hora de comprar los billetes de bus de Fira al Aeropuerto de Santorini no intentes hacerlo anticipadamente, porque será inútil. Solo se pueden comprar en el bus y no al entrar al mismo, sino cuando ya está en marcha y todo el pasillo abarrotado de turistas de pie aparece un hombrecillo haciéndose hueco entre la multitud para ir cobrando a cada uno de ellos su billete. Precio 1,6€
- No hay gasolineras en Oia, así que procura ir con el depósito lleno.
Vocabulario básico en griego
Para finalizar quiero compartir contigo algunas palabras en griego para que no te sientas tan perdido como nosotros al principio:
- Giassou – Hola o Adiós
- Kalimera – Buenos días
- Kalispera – Buenas noches
- Ne – Sí
- Ochi – No
- Efcharisto – Gracias
- Parakalo – de nada o Porfavor
- Den katalaveno – No entiendo
- Poso Kani? – ¿Cuánto cuesta?
- Kalo – Bueno
- Polle kalo – Muy bueno
- Thelo – Quiero
- Den thelo – No quiero
- Nero – Agua
- Psomi – Pan
- Seemera – Hoy
- Avrio – Mañana
- Ti ora eene – ¿Qué hora es?
Llegados a este punto es el momento de despedirnos de una experiencia realmente enriquecedora. Al inicio descubriendo la cultura e historia de una civilización pionera en muchísimos aspectos presentes aun en las sociedades actuales, con la visita a Atenas. Y más tarde, saboreando el encanto de dos de las islas más visitadas de toda Grecia en las que se respira el auténtico ambiente de turismo de verano y se puede disfrutar de exclusividad, relax y desconexión, en Santorini, así como también del postureo y la fiesta en estado puro de Mykonos.
Espero que mi experiencia te pueda servir de ayuda a la hora de organizar tu propio viaje y que lo disfrutes al máximo. Si es así no olvides comentar y compartir este post para poder ayudar a más viajeros.
!!Te espero en el próximo destino!!